Vi entonces la colisión de los mundos...
el lugar donde las estrellas nacen...
El yunque donde los Titanes se forjan...
donde son armados de dones...
El estrado donde un trueno...
por primera vez pronuncia sus nombres
en una explosión que vomita estrellas
que iluminan el destino que les regirán...
Y para uno pequeño...
un poco menor que los ángeles...
no hubo trueno que pronunciara su nombre...
ni estrellas su destino...
A la imagen de Dios y en todo nacimiento
inacabado y acabado en su semejanza...
Solo la carta de un Testador Eterno
que con muerte y resurrección
tiene cumplida su Herencia en un juicio
que bautiza con pesa y regla
un nombre ganado al tiempo...
en una lápida fría con letras
doradas que dicen: MORTAL.
Entonces vi también el destino de mi raza.