UN BUEN NAVEGANTE

Jan 8 | By Uli

 

 

Vi entonces la tempestad de los recuerdos...


El obscuro Abadón de las consecuencias
y el ardiente hades de los desconsuelos.

 

Vi también el cielo de las recompensas
el remanso del arrepentimiento
y el paraíso de nuevas experiencias.

 

Algunas naves encallaron
unas a puerto seguro
y las peores naufragaron.

 

Escuché entonces llorar al navegante
reparar sus velas
y buscar el timón y el sextante.

 

Todo es silencio en el fondo del mar.


En medio de corrientes que arrebatan las velas
hay un Capitán que se pone a cantar:


 
No importan los mares ni las tempestades...


Un buen navegante jamás suelta el timón
aún teniendo en contra todas las posibilidades.

 

 

 

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